Por: José Francisco Echemendía Gallego
En el desarrollo del guion elaborado por la Casa Blanca y sus agencias de inteligencia, ayer le correspondió al protagonista principal llevar al plató una importantísima escena, un discurso en la Universidad Internacional de la Florida. Con un público mayoritariamente latino, entre los que predominaban los cubanos y venezolanos, y donde no podían faltar los “halcones de la guerra” y los peores elementos de la fauna anticubana, hizo su aparición el presidente norteamericano, quien fue presentado al auditorio por su esposa Melanie.
Como ya se esperaba, de acuerdo con las informaciones previas que habían sido publicadas, la intervención del magnate/presidente se centró en la crisis venezolana. Con un lenguaje agresivo y amenazador no tuvo reparos en incluir en sus perversas y peligrosas ideas a otras naciones “incomodas” para el imperio.
Como un Mesías del siglo XXI Donald Trump dio inicio a su discurso con una frase premonitoria y contundente: “Un nuevo día viene para América Latina», e inmediatamente se involucró en una diatriba, que como ya sabemos tendría como centro a Venezuela. Entre sus “argumentos” esenciales destacan sus amenazas a la Fuerza Armada Bolivariana, cuando refiriéndose a los militares expresó: «no encontrarán un puerto seguro, ni una salida fácil ni una forma de abandonar el país. Van a perder todo». Sigue apostando con fuerza a quebrar la unidad del ejército bolivariano, buscando un potencial traidor que pueda liderar una sublevación interna que genere un conflicto violento y les sirva de motivo para intervenir; si es que no les funciona –como hasta hoy parece- el Caballo de Troya de la “ayuda humanitaria”.
Inmediatamente arremetió contra Cuba y Nicaragua, mostrando los verdaderos propósitos de su administración; dijo que “todo el continente americano será libre por primera vez en la historia con la derrota de las «tiranías» de Venezuela, Cuba y Nicaragua”. Y una vez más pronuncia una frase cual Mesías: “He venido aquí a proclamar que un nuevo día llega a América Latina. En Venezuela y en todo el hemisferio el socialismo está muriendo y la democracia, la libertad y la prosperidad renacen”. Dónde queda el respeto al derecho internacional, dónde ha ido a parar el derecho que tiene cada nación a darse el sistema político que decidan, por qué se permite la impunidad de un país que interviene –abiertamente- en los asuntos internos de otros estados, qué necesitan las Naciones Unidas para convocar a una Asamblea de la organización en la que se debata sobre las acciones de los Estados Unidos.
Cuba lleva 60 años en la construcción de un proyecto social diametralmente opuesto al sistema capitalista, los mismos que llevan los norteamericanos tratando de hacerlo fracasar con acciones de toda índole, que van desde campañas mediáticas, sabotajes, atentados a líderes políticos, intentos de magnicidio, un bloqueo brutal y extraterritorial y la invasión militar; sesenta años en los que 11 presidentes han concluido su mandato sin lograr el propósito de doblegar a la irredenta isla del Caribe; este presidente, que bien puede calificar como el menos capaz en política internacional, no será quien consiga ese fin.
Como expresara en el siglo XIX el Héroe Nacional de Cuba, José Martí, “… ¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.” El momento es ahora, los pueblos de Nuestra América tienen que levantarse hoy para defender; con la independencia de Venezuela, la independencia de todo un continente; tienen que hacerse sentir como una sola voz, que como el rayo ciegue y ensordezca.
¡Manos fuera de Venezuela!