Por: José F. Echemendía Gallego
La mayoría de las personas tiene una visión o imagen de José Martí asociada a su destacadísima labor como escritor y político; es abundante y variada su producción literaria, tanto en prosa como en verso; en cuanto a la esfera política es suficiente referir que creó el Partido Revolucionario Cubano y organizó la guerra de 1895, la que él llamó La Guerra Necesaria.
Sin embargo, puede decirse del insigne patriota cubano que fue un hombre de ciencia, lo fue porque supo ver con mucha claridad y convicción la importancia de la ciencia y la investigación científica.
En el octavo tomo de sus Obras Completas, bajo el título de “Nuestra América”, aparecen varios artículos en los cuales se refiere a algunos de los objetivos propios del estudio de la química y la importancia de esta ciencia en la vida cotidiana, así como la necesidad de emplear un método científico en la investigación.
En el texto “Educación Científica”, aparecido en septiembre de 1883, Martí expresa “…que el elemento científico sea como el hueso del sistema de educación pública”; “…que la enseñanza elemental sea ya elementalmente científica: que en vez de la historia de Josué, se enseñe la de la formación de la Tierra.”
Es particularmente significativo el periodismo de nuevo tipo iniciado por Nuestro Héroe Nacional, como herramienta para la divulgación científico-técnica, donde destaca la revista La América, a la que caracterizó como “periódico útil”, pues su tarea fundamental fue la de divulgar los adelantos de la industria, el comercio y la agricultura de los productores de la América del Norte, así como ser un informador prudente de los compradores de la América del Sur. Desde esta publicación revela los recientes descubrimientos científicos, reseña pormenorizadamente las exposiciones que exhibían los últimos logros de la técnica, así como el comentario de libros nuevos y la reflexión sobre importantes aspectos de las relaciones económicas que trataban de imponer los Estados Unidos a América.
En su artículo Escuela de Electricidad, Martí asevera: “Al mundo nuevo corresponde la Universidad nueva. A nuevas ciencias que todo lo invaden, reforman y minan nuevas cátedras. Es criminal el divorcio entre la educación que se recibe en una época, y la época. En tiempos teológicos, universidad teológica. En tiempos científicos, universidad científica.”
También en la Revista La Edad de Oro, con un lenguaje ameno ofrece a los niños distintas observaciones que pertenecen al campo de la ciencia, lo cual realiza desde una perspectiva didáctica.
El Maestro en sus escritos alertó sobre el primerísimo lugar que la agricultura ocupaba para el desarrollo de nuestros países. En sus artículos se aprecia la alusión directa a técnicas específicas de explotación; abonos, maquinarias agrícolas, cultivo, animales, y recomienda la necesidad de adoptarlas como premisa en aras del progreso social.
De igual manera, en las concepciones agrarias de Martí se aprecia la proyección de un estilo de economía basado en la explotación inteligente de la tierra y en aras de promocionar esta idea alerta sobre la pertinencia de lograr la instrucción continúa de la masa campesina: “Siémbrese química y agricultura, y se cosecharán grandeza y riqueza”, indicó en 1878 en su artículo “Guatemala”.
La impar sagacidad, perspicacia y visión holística de Martí le permitió asimilar el saber científico de su época y divulgarlo para bien de los pueblos latinoamericanos y del resto del mundo.