Por: José F. Echemendía Gallego. Profesor de la UNISS
El 17 de mayo es fecha particularmente importante para los cubanos; en ese día se celebran dos hechos trascendentales para el campesinado; la firma de la Ley de Reforma Agraria por Fidel Castro Ruz en 1959, en las estribaciones de la Sierra Maestra; y dos años después, en fecha similar se funda la organización que aglutina a los campesinos de la isla caribeña, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP); también se conmemora aniversario del asesinato del campesino Niceto Pérez a manos de la Guardia Rural en 1947, durante el gobierno de Ramón Grau San Martin.
Niceto Pérez se convirtió con los años en el mártir de los campesinos cubanos; en su ejemplo, en la motivación de sus luchas y en la inspiración para la consecución de sus metas y aspiraciones.
La declaración de esta fecha como Día del campesino cubano tien como sustrato el significado que para ellos tiene cada uno de los hechos mencionados, y constituye compromiso para el alcance de retos productivos o de carácter organizativo o políticos; como ocurre en medio de esta pandemia cuando escuchamos con frecuencia de los gestos altruistas y solidarios de campesinos o de Cooperativas que entregan donaciones a hospitales, centros de acogida para sospechosos o contactos de personas que tienen la COVID-19, Casa de Abuelos u Hogares Maternos.
Así reacciona nuestro campesinado ante las necesidades y apremios de su pueblo, del cual forman parte indisoluble y para el que trabajan de sol a sol con voluntad, entrega y generosidad.