Tomado de Trabajadores
Hasta marzo próximo disponen de tiempo las partes involucradas, en este caso administración y sindicato, en pos de materializar el proyecto ordenado del quehacer cotidiano en cada escenario de producción o servicios.
Pero ¿qué hay de urgente y común por actualizar en nuestros convenios hoy?
La Central de Trabajadores de Cuba realizó el mes de noviembre del año anterior seminarios de preparación a sus dirigentes en cada provincia, en los que insertó, entre otros tópicos, la revisión y actualización del CCT, mucho más en un escenario con predominio de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus y la lógica erosión del rendimiento productivo.
Reajustes, gastos, trastornos en la cadena de suministro y el mercado exterior, proyecciones e iniciativas de cara al desarrollo aplazadas, reducciones en la mano de obra e incluso limitación de recursos a toda índole debido al arreciamiento del cada vez más genocida bloqueo económico norteamericano a la isla.
En ese contexto, las garantías de las normas de bioseguridad como los denominados pasos podálicos, el uso del nasobuco como norma obligatoria dentro del centro laboral y los recursos indispensables a la limpieza e higiene de los locales, forman parte de lo perentorio si queremos disminuir el impacto de la crisis por el coronavirus.
Concerniente a la permanencia física en el puesto laboral, los convenios no solo incluirán el trabajo a distancia o el teletrabajo, entre las modalidades de empleo, sino también la determinación de cargos, áreas de labor o medios técnicos y tecnológicos que se asignarán a los contratos suscritos a esas nuevas formas.
Igualmente y en lo que atañe al distanciamiento social en los lugares de trabajo, el aplazamiento o cancelación de reuniones masivas, la limpieza rutinaria de las superficies que se tocan con frecuencia y la redefinición de los sistemas de funcionamiento del sindicato de acuerdo a la etapa epidemiológica en que se encuentre el territorio: la periodicidad de las asambleas de afiliados, sus términos y condiciones.
También los requerimientos establecidos a quienes sean confinados al aislamiento por resultar contactos en espera de resultados de PCR, los positivos a la enfermedad o aquellos considerados vulnerables por su edad, patologías u enfermedades asociadas al mortal virus.
Además, reclaman una objetiva actualidad las cláusulas que determinan el mejor desempeño de las relaciones laborales, las relativas a la tarea Ordenamiento y las medidas encaminadas al desenvolvimiento de la empresa estatal socialista.
También serán negociadas actividades vinculadas con las exportaciones de bienes, su incremento y diversificación, con la disminución de las importaciones, la inversión extranjera y los proyectos de desarrollo local y hasta los encadenamientos productivos que fomenten provechosos vínculos entre todos los actores de la economía: sector estatal, no estatal e inversionistas extranjeros, en caso de ser posible.
Tampoco dejarán de aparecer en nuestros convenios ―según la entidad y sus características― el plan de prevención de riesgos ante los efectos del cambio climático, el azote ante fenómenos naturales y en particular la intensa sequía, que tanto incide y lacera la productividad agrícola.
Hay mucho por cambiar y aterrizar: desde la simplificación de rutinas, mecanismos y esquemas de trabajo hasta la reorganización de procesos productivos y de servicios, cuestiones que sin dudas revitalizarán el papel de los CCT como expresión del Código de Trabajo en cada entidad, y con ello su validación en el artículo 20 de la Constitución de la República como fundamento legal de negociación económica, capaz de identificar y empujar las reservas y aportes necesarios en cada centro laboral.