Tomado de Escambray. Por: Pedro de Jesús
¿A que, al menos una vez, a Ud. le han pedido un hago constar, un certifico o un autorizo?
Pero si buscamos esos nombres ―hago constar, certifico, autorizo― en los diccionarios, no los encontraremos. En ninguno. Ni siquiera en el Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016). Sabemos, sin embargo, que designan un documento mediante el cual se da fe de alguna característica, propiedad, circunstancia o hecho, imprescindible para la realización de determinado trámite.
Las tres voces surgen de la expresión o palabra homónima que aparece habitualmente al principio del documento de que se trate. Así, un hago constar suele encabezarse con la construcción Hago constar que…, y los autorizos y certificos con los giros respectivos Autorizo a… y Certifico que…
Este tipo de creaciones léxicas, originadas a partir de la mención, cita o reproducción literal de ciertas piezas o segmentos lingüísticos que tienen o han tenido un uso discursivo convencionalizado, apenas ha recibido atención en los estudios gramaticales de nuestra lengua y casi nunca se relaciona entre los procedimientos de formación de palabras.
Del mismo modo que a las voces derivadas de nombres se les llama denominales o a las derivadas de adjetivos, deadjetivales, el lingüista español Manuel Casado Velarde ha clasificado estos vocablos ―que son, en su mayoría, sustantivos y verbos― como delocutivos y decitativos, considerando que provienen, los primeros, de expresiones con fuerza ilocutiva, es decir, con las que se efectúan o efectuaban ciertos actos de habla (promesas, insultos, despedidas, permisos, prohibiciones…), y, los segundos, de la cita de una unidad lingüística.
Sustantivos decitativos son, por ejemplo, avemaría, padrenuestro y tico, sinónimo de costarricense, creado por alusión a la abundancia de diminutivos con esa terminación en el habla de los naturales de Costa Rica. También las conocidas reacciones me gusta, me encanta, etc., en Facebook e Instagram (Fulano consiguió más de mil me gusta), resultan nombres o, más propiamente, locuciones de este tipo, a semejanza de no sé qué y el qué dirán.
Entre los sustantivos delocutivos y las locuciones equivalentes se hallan pésame, pare, alto al fuego, de pie, visto bueno… y, por supuesto, los que distinguen ciertas clases de documentos de carácter administrativo o jurídico: pase, recibo, vale, conduce, hago constar, certifico y autorizo.
La Nueva gramática de la lengua española (2009), obra de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, no da tratamiento específico a este fenómeno. A algunos de los delocutivos y decitativos los estudia como parte de la sufijación y la composición.