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Hepatitis infantil aguda: un peligro a vigilar

Tomado de Juventud Rebelde

Esta semana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) expresó su preocupación por las primeras cuatro muertes de menores a causa de una hepatitis infantil aguda de origen desconocido. El caso no es aislado. Se contabilizan al menos 228 casos afectados por la enfermedad en unos 20 países, y al menos el diez por ciento de ellos ya necesita trasplante de hígado por la gravedad de su evolución patológica.

Lo que ya se considera un brote de la enfermedad no se ha limitado a una sola región. Se reportan casos en zonas tan remotas como Japón y Reino Unido, y no escapan los países del área latinoamericana, donde varias entidades de especialistas han emitido comunicados o hecho declaraciones para ir solventando la necesidad de información al respecto.

Si bien, en general, el tono es de cautela, también es buen momento para hablar de la palabra de orden, prevención.

Hipótesis y posibles causas

La máxima autoridad de Salud es cautelosa en su modo de abordar el tema de las posibles causas de estos casos. «Todavía no está claro si ha habido un aumento de los casos de hepatitis, o un aumento de la concienciación sobre los casos de hepatitis que se producen al ritmo esperado, pero que no se detectan», dijo en su comunicado oficial.

Mientras se necesitan estudios profundos sobre las causas posibles, los expertos afirman que los casos pueden estar relacionados con un virus comúnmente asociado a los resfriados, el adenovirus, quizá el tipo 41, pero se está investigando más a fondo.

Además, la OMS explica que se detectó una variante de adenovirus conocida como F tipo 41 en más de 70 casos, y por otra parte, al menos 20 de los niños dieron positivo al coronavirus, pero estos datos solo deben dirigir a detalladas investigaciones y a medidas preventivas, señaló la agencia sanitaria internacional.

En particular, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido trabaja en la hipótesis de que la falta de exposición al adenovirus común durante la pandemia de coronavirus puede haber provocado una enfermedad más grave entre los niños, pues de los 53 casos analizados en el Reino Unido, 40 mostraban signos de infección por adenovirus.

Es una línea de investigación abierta, apuntan. Por otro lado, las vinculaciones posibles con la COVID-19 también están por estudiarse, y la supuesta asociación con la vacuna infantil anti-COVID-19. Al respecto, los especialistas coinciden en que hasta hoy no hay ninguna evidencia al respecto, ya que algunos de los casos se han reportado en niños no vacunados.

Tampoco hay datos que apoyen convincentemente la hipótesis de que se trate de una nueva forma de presentación de la COVID-19. Los expertos sí apuntan haber detectado algún caso de hepatitis autoinmune reactivada en personas vacunadas; pero estos se han producido en adultos, no en niños. Por lo tanto, esta situación hasta el momento está desligada de la COVID-19 y de sus vacunas.

¿Qué son los adenovirus?

Los adenovirus son agentes infecciosos muy comunes. Por lo regular, afectan las vías respiratorias, aunque a veces pueden atacar a otros órganos, causando enfermedades como gastroenteritis, conjuntivitis o cistitis.

En el caso del adenovirus 41, sus manifestaciones más típicas son la diarrea, los vómitos y la fiebre, a menudo acompañados de síntomas respiratorios. Generalmente este tipo de infecciones se suelen superar sin mayor problema en niños sanos, algo que no está ocurriendo en los 169 casos de hepatitis conocidos hasta ahora.

Síntomas y prevención

Entre los síntomas más registrados, los expertos refieren la aparición de «menores de diez años con elevación [de los valores] de AST o ALT superior a 500 U/L descartadas las causas usuales, acompañados de ictericia, diarrea, vómitos y dolor abdominal», refieren varios medios especializados.

La hepatitis es una inflamación del hígado que cursa con una elevación en sangre de unas proteínas llamadas transaminasas. Las causas que pueden ocasionar este proceso inflamatorio son múltiples y, dependiendo de la edad del paciente, habrá algunas más o menos prevalentes, registran manuales médicos.

El agrandamiento del hígado provoca síntomas como vómitos e ictericia. Foto: semana.com

En circunstancias normales, las hepatitis en los niños presentan muy pocos síntomas o síntomas tan generales como cansancio marcado excesivo, dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarrea. Los síntomas más propios de la hepatitis son específicamente la ictericia, que es la coloración amarilla de piel y mucosas; la coluria, que es la coloración oscura de la orina; y deposiciones de color muy claro.

Además de poner atención a estos síntomas, los pediatras aconsejan que, ante la aparición de alguno, se debe acudir a un centro médico y dejar de llevar a los niños a sus actividades usuales, como la escuela o la guardería o círculo.

Mientras, las medidas de prevención aconsejadas por la agencia de seguridad sanitaria refieren el lavado de manos frecuente, cubrirse al toser, y realizar los test de sangre, suero, orina y heces de los afectados para analizar y secuenciar los posibles virus causantes. Asimismo, desaconsejan medidas restrictivas en el ingreso y la salida de los países.

Especialistas latinoamericanos

La Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado (Aleh) alertó esta semana a los profesionales de la Salud para que estuvieran atentos a la aparición de este tipo de casos.

Ante la falta de conocimiento sobre su origen, han compartido la idea preliminar más socorrida sobre el adenovirus, si bien dejan claro que solo se trata de «la hipótesis más fuerte hasta el momento».

Llamados a la cautela

Todas las asociaciones y entidades especializadas que han emitido comunicados con respecto al tema han coincidido en estos datos y apuntan, además, la necesidad de ser cautelosos y evitar especulaciones.

En resumen, aunque Cuba hasta ahora no reporta ningún caso, lo más importante es saber que nos encontramos frente a lo que parece ser una nueva forma de hepatitis de la que aún se desconocen muchos datos importantes, como su causa, evolución e impacto específico.

Por tanto, explican, es normal que afloren informaciones, incluso contradictorias, en el futuro próximo, a medida que se verifiquen experimentalmente.

Como recomendaciones centrales se reitera la prevención y la estrecha vigilancia epidemiológica para identificar el agente causante, la forma de transmisión y poder predecir, dentro de unos márgenes, la evolución de la enfermedad en la población.

Definitivamente, lo más desaconsejable es consultar sitios no especializados o falsas noticias que no remitan a expertos en el tema. Seamos en todo sentido cuidadosos, mientras la ciencia va describiendo la nueva enfermedad.

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